Era muy importante para nosotros casarnos en la playa…lo que no esperábamos era esa magia que transmite D-Blanc.
Un sitio precioso, con un encanto único y especial…quizá es la playa, quizá el momento…o quizá el ambiente que se crea allí.
Fue un día lleno de emociones, así lo vivimos nosotros y los invitados. Risas y lágrimas a la vez poniéndonos la piel de gallina.
No podría haber salido mejor, una boda distendida donde los invitados se sintieron muy cómodos. Comiendo y bebiendo sin presión, cada uno eligiendo aquello que más le gustaba ( todos los invitados salieron contentísimos con la comida) y disfrutando de la compañía.
Gracias a todo el equipo de D-Blanc por crear una boda única y diferente. Una boda dónde no se deja de lado la calidad de la comida, con una presentación muy cuidada y dónde lo más importante es que la gente se sienta cómoda y disfrute del día.
Recordando la magia de ese día…
Aroa y Victor